 |
| Asistente el informe criticando al actual gobierno municipal |
El Pequeño Cronista | Cronista Noticias
En Tecámac algo se resquebrajó y ya nadie lo disimula. El conflicto interno en Morena dejó de ser un secreto a voces para convertirse en una realidad política que está moviendo el tablero local. Lo paradójico es que mientras unos intentan minimizarlo, otros—los que saben leer el pulso del territorio—confirman que este choque beneficia directamente al PRI y al PAN, partidos que llevan años esperando la oportunidad de recuperar la alcaldía que durante más de una década fue controlada por Aarón Urbina, aquel político que no decía ser de Tecámac, sino que “Tecámac es mío”. Y los vecinos, que vivieron la era priista-panista y hoy viven la 4T, saben perfectamente que el municipio no es el mismo: para bien o para mal, el contraste es evidente.
Pero la disputa morenista no es solo un pleito más. En el fondo, el choque entre Rossy Wong y Mariela Gutiérrez avanza como una grieta que se ensancha día con día. Y esa fractura, lejos de ser personal, tiene implicaciones que pocas voces se atreven a mencionar en público. Se trata de un rompimiento que el gobierno estatal y federal deberán revisar con lupa, porque lo que está en juego no es una oficina, ni un cargo, ni un proyecto político local. Lo que está en riesgo es el municipio que alberga hoy el AIFA, la obra emblema del presidente Andrés Manuel López Obrador. Si Tecámac se pierde en 2027, no será una caída aislada: será el comienzo del descalabro morenista en el Estado de México. Y todo por una guerra que nadie quiere admitir, pero que todos ya ven.
No hay comentarios:
Publicar un comentario